El 2013 estuvo marcado por lo que
parece ser el fin del ciclo alcista de los metales, las continuas liquidaciones
del EPU y a la fuerte desaceleración de la economía peruana a partir del
segundo semestre del año. Otro factor determinante fue el bajo volumen de
negociaciones en la BVL, debido a las menores compras de las AFP y al
desinterés de los inversionistas retail, como consecuencia del panorama poco
favorable y a los sobrecostos por el pago del impuesto a la renta a las
ganancias de capital.
Al inicio del año tuvimos un buen
inicio como resultado de un breve rebote de las materias primas y a la
temporada de colocaciones de las SAB limeñas; sin embargo, entrando al segundo
trimestre los principales bancos de inversión empezaron a reducir sus
estimaciones respecto al desempeño de los commodities, lo que generó una
importante liquidación de todos los activos relacionados, entre ellos el EPU
que tiene una alta exposición a los metales, debido a la alta concentración del
sector minero en la BVL. Este escenario generó una alta presión vendedora
proveniente desde el exterior en el segundo y tercer trimestre del año, situación
que se vio agudizada por los bajos niveles de negociación en la plaza local y
la incertidumbre generada por el tapering en EE UU. Por lo tanto, el desempeño
de la BVL estuvo determinado fundamentalmente por factores externos.
Perspectivas 2014
Definitivamente la BVL debería
tener un mejor rendimiento en el 2014, es poco probable que volvamos a repetir
una caída de 23,6%, en un escenario de mayor crecimiento de la economía mundial,
de estabilización en la cotización de los metales y de menor incertidumbre
respecto a las políticas monetarias de los principales bancos centrales. Sin
embargo, nuestro punto de vista no es tan optimista como el consenso del
mercado, debido a factores que seguirán limitando el desempeño del mercado.
Primero, si bien se espera una
gradual estabilización de la cotización de los metales, no se logran
identificar factores que nos indique una recuperación sostenible en el corto y
mediano plazo, debido a que no se observan mayores presiones inflacionarias en
el contexto internacional, en un escenario en el que la Fed debería ir
implementando gradualmente el tapering. En este sentido, esperamos un año con
un fuerte movimiento lateral en los metales preciosos y desempeño ligeramente
alcista para los metales industriales.
Otro factor a tomar en cuenta es
que los flujos de capitales internacionales seguirán dirigiéndose
principalmente hacia los países desarrollados, como consecuencia del
fortalecimiento del dólar, la gradual recuperación de la tasa de interés en EE
UU y las mejores cifras de crecimiento en la zona euro y EE UU. En este
escenario es poco probable que los grandes fondos de inversión regresen a
activos relacionados con las materias primas.
En este escenario las acciones
ligadas a la demanda interna podrían tener un desempeño moderadamente positivo,
en línea con la evolución de los principales sectores económicos. En este
sentido se espera que se mantenga la desaceleración del sector construcción,
ante la ausencia de nuevos proyectos de envergadura “confirmados”, las postergaciones de la inversión minera y la
limitada capacidad del estado para incrementar y acelerar la inversión pública.
El desempeño de la actividad manufacturera seguirá estando limitado por el
comportamiento de la industria textil y al menor dinamismo de las industrias
ligadas a la fabricación de materiales de construcción. Por el contrario, el
sector más beneficiado será la minería por la mayor producción de cobre
proveniente de Toromocho.
Para aquellos que les gustan revisar el
desempeño de años anteriores en busca de respuestas de cómo será el futuro,
deben tener en cuenta que posiblemente ya llego a su fin el ciclo alcista de los
metales; y que buena parte de la recuperación posterior a la Crisis Financiera
Internacional en la BVL fue impulsada por la presión compradora generada por el
lanzamiento del EPU
No hay comentarios:
Publicar un comentario